M. Ward, interesante propuesta
Llevo algún tiempo siguiendo a Matt Ward, llamado por muchos, la voz del millón de dólares del rock actual.
No creo que las monedas sean lo medular del asunto, si reconozco en él una voz que cautiva por su fuerza, por su estilo y por la calidad de su sonido. Artistas de la talla de Norah Jones, de Noel Gallagher, Grandaddy o DeVotchka reconocen su admiración por su producción musical y mas de alguna colaboracion musical han establecido con este músico de exquisita voz. También Lucinda Williams y la emergente estrella de Hollywood Zooey Deschanel, han colaborado con M.Ward en los últimos dos años.
Su sexto album, Hold Time es una belleza.
Tengo claro que es muy dificil que todo el mundo coincida en una apreciación musical, asi que apelo a mis sentidos para decir que este album tiene algo de mágico, si, porque te lleva a recorrer viejos paisajes pero vistos de un modo nuevo, desde la paz que te brinda el comprender que todo está bien, que hay un antes y un después y el apuro se detiene saciando la expectativa, quizás, en la intimidad de tu propia historia, solo uno y la música.
Este músico de Portland, profesor de Literatura y amante de la música antigua cosa que el reconoce y le rinde homenaje a través de su estilo, de su voz, hace que algunos comenten que precisamente su voz suena como si saliera de un viejo vinilo o una radio vetusta y medio rota. Esa voz de textura aterciopelada, e interpretada con una sensualidad muy rica, es una de sus grandes virtudes.
También es un artesano meticuloso del sonido y de los arreglos, siendo parte importante del secreto de su sonido, el que se despliega mágicamente sobre nuestros sentidos.
El surf-rock de To save me, el blues-rock de Rave on o el country-rock de Never had nobody like you, se revitalizan gracias a esa precisa distorsión de guitarras, una batería programada o un cambio de acorde inesperado, sonando radicalmente actual con canciones que en su esqueleto son viejas.
Otra cosa que me agrada de M.Ward es su inquietud existencial. El advierte esa relación a través de la música de la fotografía y el cine.
La música tiene esa asombrosa capacidad de capturar el tiempo porque sintetiza viviencias, y sin darse respuestas sabe que la música es una puerta que permite adentrarse hacia espacios mas profundos de su espiritualidad. Y en Hold Time estos temas están presentes, con sus oscuridades para algunos y certezas para otros. Mientras que otros comentan que la canción que da nombre al album, Hold Time es una prodigiosa, contemplativa y enigmática balada que bien podría estar en la banda sonora de ?Terciopelo Azul? o ?Twin Peaks?, con unos teclados, un piano y una voz que sobrecogen y duelen, pero también arropan y curan.
Uno de los momentos más emocionantes del disco, para mi gusto y paladar, es su dueto con la cantautora Lucinda Williams en Oh lonesome me, cuyo compositor original es Don Gibson(1958).
Escuchar ambas versiones demuestran que aún pasando por los mismos caminos, no son la repetición de la historia. Son nuevas vivencias, felizmente relacionadas con otras épocas, pero que pueden provocar muy lícitamente distintos sentimientos.
