Llegó la tele

Por mucho que la señorita Clara siguiera insistiendo, eso de hacer palotes y más palotes no era algo en lo que uno podía concentrarse ese día. De arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba sin apretar el lápiz de mina blanda 2B mordisqueado y ya reducido a casi nada. Un renglón, dos, tres, una hoja entera de palotes un poco ladeados hacia la derecha pero más o menos aceptables cuando sólo se tienen seis o siete años y se está ansioso porque suene la campana, se termine la clase y ya falte menos para el gran momento. Que ...
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